Desde el Espacio Estudiantil MOTORPSICO (Palabras Necias y El Estallido) creemos importante que nuestra facultad no esté aislada de los debates acerca de las problemáticas en salud. Por eso pensamos que los estudiantes debemos cumplir un rol fundamental en la promoción de espacios de participación y de debates sobre tales problemáticas. La crisis que hoy atraviesa el Sistema de Salud es producto de años de políticas de vaciamiento de los recursos públicos y de recorte presupuestario que implicaron el deterioro progresivo del sector, pero también comprende la puesta en juego de intereses corporativos de ciertas asociaciones profesionales junto a los intereses económicos de los laboratorios, funcionales ambos a la perpetuación de una lógica manicomial que acentúa el padecimiento subjetivo, y la estigmatización social de quienes sufren.
Así es que desde nuestro espacio hemos realizado charlas – debate junto a docentes de la Facultad, trabajadores del Centro de Salud Ameghino, y colectivos como El Frente de Artistas del Borda, La Radio Colifata, y Cooperanza, que vienen resistiendo los embates contra la Salud Pública e intentando construir dispositivos alternativos a la lógica instituida. Estas actividades han girado en torno a la reflexión sobre la desmanicomialización (entendiéndola como herramienta de transformación institucional), en torno a la defensa y a la transformación del hospital público, y a pensar alternativas que partan del respeto del usuario como sujeto, que promuevan participación comunitaria, espacios de contención, reinserción social y la des-estigmatización de quienes padecen. A su vez, entendemos que nadie queda exento de la “cultura de la mortificación” instalada en el Sistema de Salud, y de este modo, son los trabajadores de la Salud muchas veces también, los que se ven afectados por las condiciones indignas de trabajo y los salarios precarios que reciben (cuando no trabajan ad-honorem).
Es en este estado de situación que la Ley 448 de Salud Mental de la Ciudad es una herramienta para avanzar en la implementación de un sistema de atención digno y eficaz, desde el cual llevar a cabo la transformación del Sistema de Salud de manera integral. La promulgación de esta ley es producto de las luchas y debates que han dado durante mucho tiempo varios sectores de profesionales, trabajadores, y agentes de Salud que pugnan por su defensa. Sin embargo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, encabezado por Mauricio Macri, desarrolla su política en salud transgrediendo lo que esta ley estipula, avanzando entre otras cosas en el vaciamiento y cierre de hospitales, en la flexibilización laboral de la planta de trabajadores de la Salud, y en el reforzamiento de los dispositivos que acentúan la lógica manicomial.
¿Y en casa cómo andamos?
La gestión de nuestra Facultad, tanto la actual cuya decana es Cervone, como la anterior (de la cual Cervone ya formaba parte), nunca han tomado una postura seriamente comprometida con la defensa de la Salud Pública, lo que no nos sorprende demasiado ya que sabemos cuál es la concepción de lo público en gestiones que priorizan los posgrados pagos y la acreditación por organismos que le abren paso a sectores privados como es el caso de la CoNEAU. Va contra sus concepciones ir más allá de posiciones declamativas y tomar una verdadera posición en defensa de la Salud Pública, por lo que permanecen en la defensa de sus intereses corporativos.
Así es que desde nuestro espacio hemos realizado charlas – debate junto a docentes de la Facultad, trabajadores del Centro de Salud Ameghino, y colectivos como El Frente de Artistas del Borda, La Radio Colifata, y Cooperanza, que vienen resistiendo los embates contra la Salud Pública e intentando construir dispositivos alternativos a la lógica instituida. Estas actividades han girado en torno a la reflexión sobre la desmanicomialización (entendiéndola como herramienta de transformación institucional), en torno a la defensa y a la transformación del hospital público, y a pensar alternativas que partan del respeto del usuario como sujeto, que promuevan participación comunitaria, espacios de contención, reinserción social y la des-estigmatización de quienes padecen. A su vez, entendemos que nadie queda exento de la “cultura de la mortificación” instalada en el Sistema de Salud, y de este modo, son los trabajadores de la Salud muchas veces también, los que se ven afectados por las condiciones indignas de trabajo y los salarios precarios que reciben (cuando no trabajan ad-honorem).
Es en este estado de situación que la Ley 448 de Salud Mental de la Ciudad es una herramienta para avanzar en la implementación de un sistema de atención digno y eficaz, desde el cual llevar a cabo la transformación del Sistema de Salud de manera integral. La promulgación de esta ley es producto de las luchas y debates que han dado durante mucho tiempo varios sectores de profesionales, trabajadores, y agentes de Salud que pugnan por su defensa. Sin embargo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, encabezado por Mauricio Macri, desarrolla su política en salud transgrediendo lo que esta ley estipula, avanzando entre otras cosas en el vaciamiento y cierre de hospitales, en la flexibilización laboral de la planta de trabajadores de la Salud, y en el reforzamiento de los dispositivos que acentúan la lógica manicomial.
¿Y en casa cómo andamos?
La gestión de nuestra Facultad, tanto la actual cuya decana es Cervone, como la anterior (de la cual Cervone ya formaba parte), nunca han tomado una postura seriamente comprometida con la defensa de la Salud Pública, lo que no nos sorprende demasiado ya que sabemos cuál es la concepción de lo público en gestiones que priorizan los posgrados pagos y la acreditación por organismos que le abren paso a sectores privados como es el caso de la CoNEAU. Va contra sus concepciones ir más allá de posiciones declamativas y tomar una verdadera posición en defensa de la Salud Pública, por lo que permanecen en la defensa de sus intereses corporativos.
Ante la inacción cómplice de la Facultad, y en un contexto de ataques sistemáticos a los principios de la Ley 448, a los profesionales, y a los hospitales públicos, nos llama mucho la atención y nos preocupa que la conducción de nuestro Centro de Estudiantes, el EPA! (Partido Obrero y el Brote), se oponga sistemáticamente a la ley cuando su cumplimiento significaría mejoras indudables para miles de usuarios y trabajadores de la Salud.
Desde MOTORPSICO creemos necesario poder debatir esta problemática que nos atraviesa como miembros de la comunidad y futuros trabajadores de la Salud, participando activamente en su defensa y en la lucha por su cumplimiento. Es en este sentido que venimos participando del Colectivo 448 de Salud Mental, que nuclea a trabajadores, usuarios, estudiantes y organizaciones sociales y de derechos humanos que nos encontramos en este camino.
Sabemos que toda ley es perfectible, pero también sabemos que cada paso que podamos dar en la transformación del sistema de Salud resulta clave. Por eso queremos señalar 5 puntos que, a nuestro entender, nos obligan a defender la Ley 448:
1) La responsabilidad del Estado: Establece entre sus principios la función del Estado como garante y responsable del derecho a la Salud Mental concebida de forma integral, reconociéndola como un proceso determinado histórica y culturalmente, vinculado a la concreción de los derechos al trabajo, al bienestar, a la vivienda, a la seguridad social, a la educación, a la cultura, a la capacitación y a un medio ambiente saludable, lo que se opone directamente a la orientación mercantil y privatista que desde hace años viene haciendo a la Salud cada vez menos Pública.
2) La desmanicomialización como perspectiva: Propone un modelo de atención que apunte a la conservación de los vínculos sociales y familiares de los pacientes y su reinserción social y laboral, favoreciendo la recuperación de su autonomía, calidad de vida y la plena vigencia de sus derechos. Para ello propone potenciar los recursos orientados a la asistencia ambulatoria, sistemas de internación parcial en hospitales generales y atención domiciliaria, contemplando la internación como último recurso a tomar. También prescribe la implementación distintos efectores como casas de medio camino, hospitales de día, centros de capacitación y emprendimientos sociales, apuntando así a desarticular el modelo manicomial de encierro, aislamiento, maltrato y cronificación.
3) Sistema de Salud Mental con asiento en la comunidad y articulación en redes: Prioriza las acciones y servicios destinados a la promoción, prevención, asistencia, rehabilitación y reinserción social en Salud Mental, promoviendo su articulación en redes y garantizando la proximidad geográfica de los efectores a la población, así como la participación a través de prácticas comunitarias. Esto apunta a facilitar la accesibilidad y revertir el modelo hospitalo-céntrico y la fragmentación que predominan actualmente, que son funcionales a los intereses de las empresas en salud y el desentendimiento del Estado respecto a sus obligaciones.
4) Participación de trabajadores y usuarios en la gestión de la Salud Pública: Contempla la creación del Consejo General de Salud Mental (CoGeSaM), organismo de asesoramiento y control en políticas de Salud Mental integrado por trabajadores de la Salud, asociaciones de asistidos y familiares e instituciones académicas, entre otros. Que este organismo hoy ninguneado por las prácticas autoritarias y avasallantes del Gobierno de la Ciudad comience a tener mayor peso sería un paso necesario para controlar las políticas gubernamentales y promover una participación real de trabajadores y usuarios en la gestión de la Salud Pública.
5) Interdisciplina: Promueve la atención a partir de equipos interdisciplinarios (integrados por médicos, psicólogos, acompañantes terapéuticos, enfermeros especializados, etc.) con una concepción integral de la Salud que dé cuenta de los múltiples determinantes del padecimiento subjetivo. Establece además que todos los integrantes de ese equipo pueden ser concursados y elegidos como Jefes de Servicio, lo cual rompe con la hegemonía médica al frente de los hospitales y centros de salud, cuestionando así la fetichización de la medicalización del padecimiento. Ésta es la razón principal por la que sectores de la corporación médica y los laboratorios se oponen fervientemente a la ley y ponen innumerables obstáculos a su aplicación.
Es por todo esto que creemos que la Ley 448 es una herramienta en la que podemos apuntalarnos en la lucha por revertir la situación actual de la Salud Pública en la Cuidad. Teniendo en claro que no se trata de esperar sentados su aplicación, es que proponemos a todos multiplicar en diferentes ámbitos la participación, los debates y las prácticas alternativas, para trabajar por una salud mental digna, pública y gratuita.
Desde MOTORPSICO creemos necesario poder debatir esta problemática que nos atraviesa como miembros de la comunidad y futuros trabajadores de la Salud, participando activamente en su defensa y en la lucha por su cumplimiento. Es en este sentido que venimos participando del Colectivo 448 de Salud Mental, que nuclea a trabajadores, usuarios, estudiantes y organizaciones sociales y de derechos humanos que nos encontramos en este camino.
Sabemos que toda ley es perfectible, pero también sabemos que cada paso que podamos dar en la transformación del sistema de Salud resulta clave. Por eso queremos señalar 5 puntos que, a nuestro entender, nos obligan a defender la Ley 448:
1) La responsabilidad del Estado: Establece entre sus principios la función del Estado como garante y responsable del derecho a la Salud Mental concebida de forma integral, reconociéndola como un proceso determinado histórica y culturalmente, vinculado a la concreción de los derechos al trabajo, al bienestar, a la vivienda, a la seguridad social, a la educación, a la cultura, a la capacitación y a un medio ambiente saludable, lo que se opone directamente a la orientación mercantil y privatista que desde hace años viene haciendo a la Salud cada vez menos Pública.
2) La desmanicomialización como perspectiva: Propone un modelo de atención que apunte a la conservación de los vínculos sociales y familiares de los pacientes y su reinserción social y laboral, favoreciendo la recuperación de su autonomía, calidad de vida y la plena vigencia de sus derechos. Para ello propone potenciar los recursos orientados a la asistencia ambulatoria, sistemas de internación parcial en hospitales generales y atención domiciliaria, contemplando la internación como último recurso a tomar. También prescribe la implementación distintos efectores como casas de medio camino, hospitales de día, centros de capacitación y emprendimientos sociales, apuntando así a desarticular el modelo manicomial de encierro, aislamiento, maltrato y cronificación.
3) Sistema de Salud Mental con asiento en la comunidad y articulación en redes: Prioriza las acciones y servicios destinados a la promoción, prevención, asistencia, rehabilitación y reinserción social en Salud Mental, promoviendo su articulación en redes y garantizando la proximidad geográfica de los efectores a la población, así como la participación a través de prácticas comunitarias. Esto apunta a facilitar la accesibilidad y revertir el modelo hospitalo-céntrico y la fragmentación que predominan actualmente, que son funcionales a los intereses de las empresas en salud y el desentendimiento del Estado respecto a sus obligaciones.
4) Participación de trabajadores y usuarios en la gestión de la Salud Pública: Contempla la creación del Consejo General de Salud Mental (CoGeSaM), organismo de asesoramiento y control en políticas de Salud Mental integrado por trabajadores de la Salud, asociaciones de asistidos y familiares e instituciones académicas, entre otros. Que este organismo hoy ninguneado por las prácticas autoritarias y avasallantes del Gobierno de la Ciudad comience a tener mayor peso sería un paso necesario para controlar las políticas gubernamentales y promover una participación real de trabajadores y usuarios en la gestión de la Salud Pública.
5) Interdisciplina: Promueve la atención a partir de equipos interdisciplinarios (integrados por médicos, psicólogos, acompañantes terapéuticos, enfermeros especializados, etc.) con una concepción integral de la Salud que dé cuenta de los múltiples determinantes del padecimiento subjetivo. Establece además que todos los integrantes de ese equipo pueden ser concursados y elegidos como Jefes de Servicio, lo cual rompe con la hegemonía médica al frente de los hospitales y centros de salud, cuestionando así la fetichización de la medicalización del padecimiento. Ésta es la razón principal por la que sectores de la corporación médica y los laboratorios se oponen fervientemente a la ley y ponen innumerables obstáculos a su aplicación.
Es por todo esto que creemos que la Ley 448 es una herramienta en la que podemos apuntalarnos en la lucha por revertir la situación actual de la Salud Pública en la Cuidad. Teniendo en claro que no se trata de esperar sentados su aplicación, es que proponemos a todos multiplicar en diferentes ámbitos la participación, los debates y las prácticas alternativas, para trabajar por una salud mental digna, pública y gratuita.
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